Las primeras referencias en las que aparece documentado el término babia se remontan a la edad media. En 1169, en un documento de Fernando II, se hace mención de la comarca Vaabia aunque, poco después, cuando este mismo monarca redacta el fuero de lago en 1186, utiliza el nombre de Babia. Las primeras evidencias de presencia humana en Babia son relativamente tempranas. Los restos más antiguos nos llevan hasta el 6000 a.c.
Son abundantes las pruebas de existencia de castros de época prerromana que nos indican un poblamiento durante la edad del hierro.
Los principales vestigios castreños están localizados en el Otero de la Fontanilla de Riolago, en la peña Sulcastro de Cospedal, el castro Lutarieto de Torrebarrio y el castro de La Majúa del cual proceden los brazaletes ovales depositados en el Museo de León.
La ocupación de la zona por los romanos, ocurrida a finales del siglo I a.C. se encuentra en estrecha relación con las Guerras Cántabras. Es en Babia donde encontramos el famoso y mítico monte Vindius, sagrado monte de la resistencia de los astures contra los romanos, situado entre los picos Ubiña y Venta.
Los restos materiales medievales en esta comarca son numerosos, ya que abundan por toda la zona los restos de torres que protegían los caminos de acceso hacia los puertos que comunicaban con Asturias. La economía medieval va a estar sustentada fundamentalmente por una ganadería básicamente extensiva y trashumante. En 1273 se crea, por Alfonso X el Sabio el Honrado Concejo de la Meseta de Pastores, una organización corporativa de los ganaderos trashumantes. Esta organización proporciona un marco legal en favor de la trashumancia y la ganadería mediante la promulgación de distintos privilegios.
En 1836 se suprime el Concejo de la Meseta debido a la decadencia del mercado de la lana. Aunque decae la actividad trashumante, en Babia se mantiene hasta la actualidad con la presencia habitual de algunos rebaños, como el del Conde de la Oliva de Cáceres.
Durante el siglo XX se inicia en la comarca vecina de Laciana un incremento en la explotación minera de carbón, que será el eje económico principal de este siglo y hasta la actualidad.